¿Cuál de mis fotos es mi fotografía preferida? Una que voy a hacer mañana.
Imogen Cunningham
Fan acérrima de la luz natural, la botánica fue una de sus pasiones, dedicando gran parte de su obra a la captación de motivos florales. Sus jardines eran la prolongación de su universo imaginario, y su afición a la botánica le llevó a utilizar con frecuencia los nombres científicos de las plantas para titular sus fotografías. Fue su serie Pflanzenformen la que le granjeó su primer reconocimiento internacional en la exposición Film und Foto de la Werkbund de Stuttgart, en 1929.
Los retratos fueron el otro puntal de su obra fotográfica. Además de retratar a amigos y familiares, también fotografió figuras de la talla del pintor Morris Graves, la campeona de esgrima Helene Mayer, la modelo Phoenix o la artista Ruth Asawa. Sus retratos de la artista Frida Kahlo se cuentan entre los más difundidos por todo el mundo. En los últimos años de su vida, Cunningham se embarcó en una excepcional serie de fotografías de ancianos que se materializó en la monografía póstuma After Ninety.
A Imogen Cunningham se le reconoce haber desarrollado el estilo ambiental relajado en la creación de retratos. Sentía fascinación por lo que hace única a cada persona, los detalles que nos hacen a todos diferentes. Las líneas geométricas del cuerpo y las formas sensuales definidas por la iluminación y la composición. Su dedicación a fotografiar el arte de la danza tuvo su momento álgido en las fotografías que realizó a la bailarina Martha Graham en 1931, las cuales desembocaron en su colaboración con Vanity Fair. Entre 1933 y 1936 retrató para la revista a estrellas de Hollywood como Cary Grant y a personalidades políticas como el expresidente Herbert Hoover.
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Para más información: Ana Berruguete, Directora de la Galería La Fábrica ana.berruguete@lafabrica.com