Jamais je n’oublierai pas es un trabajo de memoria familiar, feliz y fantaseado, confrontado con recuerdos negativos. Es un álbum en hueco de mi trabajo anterior Photos Souvenirs en el que bordo las fotografías familiares donde estoy representada.
Entrega en todo el mundo y opción de devolución.
Me di cuenta de que había muy pocas imágenes de mis padres antes de su matrimonio, un desierto iconográfico explicaba ... Me di cuenta de que había muy pocas imágenes de mis padres antes de su matrimonio. Es una imagen del desierto que solo se puede explicar por el hecho de que mis padres nacieron en Marruecos en la década de 1930, una época sin muchas comodidades modernas. Mi abuela mantuvo las pocas fotografías existentes bajo llave, para no evocar la tragedia de la pérdida accidental de uno de sus hijos. Un punto ciego para esta vida de dolor. Pero la falta de fotos me hizo sentir huérfana y desarraigada. Así que finalmente comencé a comprar fotografías anónimas en los mercados de pulgas y las he estado coleccionando desde entonces. Me atrae la felicidad que se muestra en estas fotografías, las personas que no conocía, las personas que amaban y que han fallecido. Son fantasmas que me siguen en silencio y los utilizo para crear un álbum familiar imaginario que repara el olvido. Reconstruyo el recuerdo perdido de mi familia inventando y adaptando a partir de las imágenes encontradas lo que ha desaparecido, personas y lugares. He elegido aspectos positivos e idealizados de una identidad para ilustrar todas esas fábulas que suelen contarse sobre los antepasados. Estos recuerdos que adquiero por unos euros cambian de estado con un gesto: aplico una hoja de oro sobre la foto. Al cubrir determinadas partes de la imagen, y más concretamente las caras de estos “fantasmas”, las abro a proyecciones. El oro, este material de fantasía y codicia, es un metal inoxidable. A diferencia de un agujero negro que absorbe toda la materia, la superficie plana dorada es un universo onírico que rechaza la materia. El oro funciona como un agujero de memoria y como una superficie brillante en la que se reflejan nuestros rostros. "Carolle Bénitah es un metal inoxidable. A diferencia de un agujero negro que absorbe toda la materia, la superficie plana dorada es un universo
