Raymond Meeks, Somersault

Inspirado por la entrada de su hija en la edad adulta y su inminente marcha de casa, Raymond Meeks estudia las fuerzas centrífugas de los lugares en los que vivimos -cómo nos anclan, nos repelen y nos devuelven- a través de escenas que parecen a la vez frágiles e inamovibles. En estas fotografías, los jardines dan paso a la espesura, las casas están suspendidas sobre traviesas de ferrocarril apiladas, y los cables telefónicos y las líneas de tren sugieren las redes que construimos para encontrar nuestro camino a través de la naturaleza del mundo.

Entre estos paisajes domésticos se encuentran los retratos de la hija de Meeks, que captan la introspección y la curiosidad de los primeros años de la vida adulta, a la vez que rinden homenaje al misterio último de la conciencia del sujeto.