Propuestas para ahondar en el propio cuerpo, en la búsqueda de nuestra propia fragilidad porque el dolor a veces trasciende la grieta, no hay otro camino, toca reconocerse a través de los ecos del lenguaje. Francesca Woodman le dio una nueva dimensión al autorretrato, la importancia de la identidad expuesta ante un escenario desolado, no te hace vulnerable, te hace más real, porque a pesar del temblor inicial, el descubrimiento de quién eres es una huella que toca hueso.