EÑE 4. Intrusos: artistas que escriben
En el número de invierno de Eñe, Intrusos: artistas que escriben, es una seductora propuesta donde juntos, por una vez, cambian los hábitos profesionales por los que son conocidos para estampar por escrito sus reflexiones más personales. Esta edición no reúne ensayos sobre el arte, la teoría o la estética. Son escritos realizados con total libertad sobre asuntos dispares que forman parte de la identidad de cada uno de sus autores.
Diez relatos sobre Intrusos: artistas que escriben
Diario. La Habana, 1970, por Antonio Saura. Una de las figuras más importantes de la pintura española contemporánea, es además autor de una intensa obra literaria, que se completa con este largo poema inédito.
Insomnios de luna llena, por Ouka Leele. Acaba de recibir el Premio Nacional de Fotografía, aunque su arte se alimenta tanto de ésta como de la pintura. Cada noche de luna llena, Ouka escribe poemas. Eñe los publica.
Todas las canciones, por Carles Congost. Sus vídeos y fotografías sugieren historias desasosegantes de adolescentes desencantados y futuros inciertos. Todo ello, impregnado de cultura pop y teenager, rodea al relato que ha escrito para la revista.
Sentencias, por Louise Bourgeois. La escultora norteamericana, figura clave en la creación contemporánea, ha plasmado sus traumas a través de una obra rotunda y personal. En Eñe colorea sus sentencias de rojo, color al que recurre habitualmente para expresar sentimientos de dolor y culpa.
El boxeador ventrílocuo, por Eduardo Arroyo. El pintor convierte su pasión confesa por el boxeo en un magnífico cuento. Un relato que golpea.
Allí, por Mireia Sentís. Una agradable sorpresa. La artista, conocida especialmente por su obra fotográfica, ofrece aquí una deliciosa colección de microrrelatos que nos descubren a una escritora sagaz y sensible.
Eslabones de una infinita cadena de luz, por José Luis Serzo. Su mayor proyecto artístico es, en realidad, un gran relato: El Fantástico Vuelo del Hombre Cometa, con el que este cuento comparte atmósfera y ternura.
391, por Francis Picabia. Una selección de poemas del autor francés aparecidos en su revista 391, publicación esencial del Dadaísmo. Versos que se leen y se miran.
Sombras, por Jaume Plensa. Su reconocida trayectoria en el arte de la escultura y las instalaciones no le ha impedido trabajar también en otros terrenos con éxito, como las escenografías operísticas o, en este caso, en la escritura.
Contraviaje, por Abraham Lacalle. La ironía y el sentido del humor forman parte de la realidad que este autor transforma en cada una de sus obras. En Contraviaje nos abre su cuaderno de bitácora.
Teatromatón y poemas, por Ginés Liébana. Sus apariciones en revistas son escasas, a pesar de que fue uno de los artífices de la mítica revista de poesía Cántico. Entre el elitismo y la cultura popular, su teatro y sus versos producen la carcajada.
Poemas, 1968, por Adolfo Schlosser. Sus poemas se inspiran en el hörspiel alemán: una pieza radiofónica que es al vez un juego de palabras sonoras. El amor por la naturaleza y la sencillez, característicos de su obra, contagian sus versos.
Lapislázuli, por Arturo Prins. Los sueños que en Eñe publica parecen ilustraciones de sus cuadros. Un universo de misticismo oriental, colores primarios e inspiración onírica en busca de la pureza vital (que no estética).
Paul y yo, por Elena Blasco. Escribe igual que se enfrenta a su obra plástica: con mucho sentido del humor. Su sorprendente lenguaje, original y aparentemente caótico, acaba de ser reconocido con el Premio Altadis.
Velut arbores ambulantes, por Perejaume. Poemas sobre árboles, árboles convertidos en poema. Una vez más, Perejaume utiliza el paisaje como materia de su obra plástica (y literaria).
Cinco fragmentos, por Eva Lootz. Viajes, historias relatadas en un avión, recuerdos. La artista austriaca, Premio Nacional de Artes Plásticas 1994, compone en su texto un intrigante mosaico de historias llenas de preguntas.
Plantas artificiales, por Luz Letts. La pintora peruana, una de las más reconocidas en su país, deja los pinceles y construye una historia de malos tratos, amores a destiempo y plantas artificiales.
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Diario de Eñe: Antonio Muñoz Molina cuenta en su diario para Eñe el verano madrileño y el otoño neoyorquino. Los entresijos de la novela que en estos momentos escribe, el 11 de septiembre, Nueva Orleans, una frustrante entrevista a Philip Roth, el permanente recuerdo a su padre... El placer de compartir la intimidad con uno de los mejores escritores en castellano.
Biblioteca particular: la Biblioteca Joaquín Leguina es una de las más hermosas e interesantes de la capital española, pero en esta ocasión, el propio escritor, Joaquín Leguina, da a conocer la que posee en su propia casa.
Preestreno: cada número de Eñe lleva una prepublicación de un título interesante para los lectores. Las curas milagrosas del Doctor Aira, de César Aira.
Portada e ilustraciones
Han sido realizadas en exclusiva para Eñe por Roberto Coromina, de quien se edita, además, una colección de 50 serigrafías numeradas y firmadas.