Aline Diépois y Thomas Gizolme, Abstrakt Zermatt

Aquí, las estaciones pasan una tras otra, pero no tienen ningún poder sobre una historia que se ha desmoronado. Las raras siluetas humanas y el color se incorporan a este flujo inmóvil como anexos al oxígeno autárquico de Zermatt como lugar. La huella de las plantas parece mineral y gigantesca, las cumbres y las perspectivas se vuelven del revés, la inmovilidad de la piedra y el hielo se asemeja a un tumulto fosilizado, a una sucesión de épocas. El borrado casi total de la intención en estas fotografías deja que aparezcan otras cosas -como por imposición- en la niebla glacial o en el pastel embriagado por la altura: una forma de naturaleza en la que la textura y la materia adquieren el aspecto de rompecabezas, de fractales, de entrelazamiento de cristales y de yeso.

Estos vaivenes de lógica muda y de juegos de espejos impensados han sentado sus principios para la composición de un libro, reforzando esta elección mediante el uso de rollos de película sobre envejecidos cuya textura, madurada por la frialdad de las montañas invernales, ha funcionado sola, con su proceso específicamente íntimo. Como la imagen ha sido captada en esta forma de repliegue, su fuerza pictórica se presenta como un elemento natural.