La fotografía como intervención
Medidas: 21x24 cm
Uno de los artistas cubanos más internacionales
Entrega en todo el mundo y opción de devolución.
Este trabajo de Carlos Garaicoa reúne, a modo de antología personal, el trabajo fotográfico de uno de los artistas cubanos más internacionales a través de imágenes, en su mayoría inéditas, de las ruinas arquitectónicas de su ciudad natal, La Habana, y de otras ciudades visitadas a lo largo de su vida. Nos muestra la decadencia, pero también la realidad de su país con espíritu crítico. Incluye textos de Antonio José Ponte y Lillebit Fadraga.
Dentro del programa del festival PHotoEspaña 2012, se expondrá la obra del artista en el Museo ICO (c/ Zorrilla, 3).
Garaicoa es un artista multidisciplinar que dialoga con el espacio y la arquitectura. Sus primeras obras fotográficas constituyen ensayos que aspiran a involucrar al ciudadano, a los vecinos y transeúntes, y atraer su atención hacia el entorno con el que día a día interactúan sin reparar en su decadencia forzosa, sin tomar partido. Además, intentan implicar a este público neófito en acciones artísticas que no son fáciles de entender, pero que generan gran curiosidad y polémica entre los presentes. Todas estas intervenciones públicas, que se extendieron desde 1990 hasta 1997 aproximadamente, tenían como base la documentación fotográfica de sitios particulares: el edificio donde nació el artista; un antiguo hotel del siglo XIX que se derrumbó; un solar yermo donde aún (sobre)vivía una familia; extraños números encontrados en la ciudad a modo de grafitis y que nos hacen pensar en una numerología misteriosa, una especie de llamada de auxilio en clave entre los decadentes edificios.
El trabajo de Carlos Garaicoa ha mantenido por más de veinte años ese carácter documental como punto de partida, que acto seguido se desdobla en un completamiento fabulado. Sus obras han sido a menudo llamadas utópicas y esto no ha sido del todo desacertado. Yo las entiendo como proyecciones deseadas, como posibilidades de futuro para un presente sin solución, como retos para nuestra imaginación y nuestro estatismo. Pero no captar la agresividad inherente a muchos de sus proyectos, la agudeza de su ironía o el desespero impotente con el que se dirige al espectador, es engañarse a uno mismo, andarse por las ramas.
Todos sus trabajos denotan un interés por romper los límites de la fotografía tradicional, reactivando el medio y abriéndole un largo camino de posibilidades semióticas, pero que a la vez mantienen un profundo respeto por esa imagen de partida, ese documento fidedigno del estado de las cosas.
En este libro, el primero exclusivamente dedicado a la fotografía del artista, se reunió un vasto conjunto de obras, entre ellas algunas que suelen formar parte de instalaciones o que se acompañan por dibujos, y que constituyen ese documento inicial antes mencionado. Se las quiso despojar de sus complementos y dejarlas tal cual: fotografía pura y dura, fragmentos inspiradores, huellas de ruinas encontradas en varios países en los que Garaicoa ha trabajado, que se mostrarán por vez primera con toda su fuerza narrativa y estética.