Matador dedica su volumen L al Tiempo, una constante que ha acompañado al hombre a lo largo de toda su historia y que ha servido como instrumento para la reflexión desde diferentes perspectivas del conocimiento: ciencia, filosofía, historia, arte... Y es, también, uno de los grandes anhelos del hombre contemporáneo.
Tempus fugit, pero Matador lo detiene en su nuevo número, dejando constancia de su importancia por medio de trabajos fotográficos, artísticos y literarios.
Matador abre sus páginas con su tradicional Abecedario, en un delicioso texto firmado por Juan Bonilla; el Desiderátum corre a cargo de Alberto Manguel, y Sofía Moro fotografía a los tres Matadores de este número: el cantaor Miguel Poveda, la restauradora del Museo del Prado Carmen Garrido y el viticultor Manín Pérez, cuyos perfiles trazan el escritor Fernando Iwasaki, el historiador e hispanista Jonathan Brown y el enólogo Telmo Rodríguez.
El paso del tiempo aparece reflejado a través de grandes proyectos fotográficos: Las hermanas Brown, de Nicholas Nixon, es una serie de fotografías iniciada en 1975 donde el fotógrafo americano retrata anualmente a su mujer y sus tres hermanas utilizando una misma composición. Una serie que consigue reflejar lo imperceptible, el paso del tiempo, y que incluye la última foto realizada el año de publicación del número (2008), que Matador mostró por primera vez. Un texto del comisario y editor Carlos Gollonet radiografía este trabajo.
Los ganadores del Premio Nacional de Fotografía Bleda y Rosa, que siempre han rastreado las huellas del pasado, muestran en Matador L las huellas más antiguas del hombre mediante imágenes tomadas en cuevas y yacimientos que habitaron nuestros antepasados en Indonesia, Sudáfrica o Bélgica. Por su parte, Marijke van Warderdam ofrece un poético tríptico fotográfico acerca del paso del tiempo en la naturaleza, mientras el canadiense Jeff Wall consigue detener el tiempo en sus fotografías y el británico Paul Graham capta la rutina diaria en una serie sobre historias comunes de gente común.
Félix Curto es testigo de la vida parada en el tiempo: sus fotografías de las comunidades menonitas en Argentina y México son el testimonio de una sociedad anclada en costumbres austeras, alejadas del progreso y el consumo. El crítico Abel H. Pozuelo analiza esta serie, que lleva uno sus retratos más impactantes a la portada de la revista.
Los textos de Matador reflexionan en torno al concepto del tiempo desde diferentes perspectivas del conocimiento, y son obra de destacados escritores, filósofos y creadores, entre ellos David Foster Wallace, Barry Gifford, John Giorno, Slavoj Zizek o Eloy Fernández Porta.
Por su parte, el filósofo Juan Barja, ex director del Círculo de Bellas Artes de Madrid, organiza una particular "exposición" en torno al tiempo donde citas filosóficas de personalidades como Aristóteles, Hegel, Nietzsche o Kant conviven con las imágenes, pinturas o grabados de artistas como Plensa, Goya o Durero.
El arquitecto Alejandro Zaera Polo y la artista Cristina Iglesias conversan sobre el tiempo en la arquitectura y escultura, y la banda sonora de la revista la pone, en el cd que se incluye en el número, el entonces director artístico del Auditorio Nacional de Música y Premio Nacional de Música Juan Manuel López López.
El Cuaderno de Artista que acompaña al Volumen L de Matador es obra de Andreu Alfaro (1929-2012). Premio Nacional de Artes Plásticas en 1981, Alfaro es considerado uno de los escultores españoles más relevantes del siglo XX. Su Cuaderno recoge diecisiete dibujos y collages originales e inéditos pertenecientes a cuatro series distintas y creados entre los años ochenta y noventa por este artista fundamental.
